Las endorfinas ocurren de forma natural, trabajando similar a los narcóticos (Demerol y morfina) en los mismos receptores del cerebro. La endorfina es segregada por la glándula pituitaria, en altos niveles cuando hacemos el amor, durante el embarazo, parto y lactancia.
En situaciones estresadas o de dolor, las endorfinas trabajan como analgésicos, induciendo placer, euforia, y dependencia en los acompañantes. Durante el parto, los niveles altos de endorfinas alteran el estado de conciencia de la parturienta, en
especial si el parto no tiene intervenciones como la inducción o el uso de analgésicos, llegándose a producir un parto natural.
Las endorfinas también ayudan en la lactancia, ayudando a que se libere prolactina durante el parto, la cual prepara el pecho para la lactancia. Durante la lactancia, las endorfinas producen en la lactante y el bebé placer y dependencia mutua, creando así tan importante enlace entre la pareja.
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