El momento del parto es un momento de éxtasis. Las hormonas que producimos durante este momento tan crucial en nuestras vidas nos transforman de nuestro estado común en cada uno de los diferentes niveles. Esta combinación excitante de hormonas se producen de forma óptima cuando el momento del parto es uno sin intervenciones
innecesarias, asegurando así la seguridad, tanto de la parturienta, como la del bebé.
Estudios han re-descubierto que el momento del parto nos afecta para toda la vida, tanto a la parturienta como al bebé. Así que estas hormonas de parto son como un “regalo” que nos dura toda una eternidad.
Existen cuatro sistemas hormonales durante el parto y el nacimiento del bebé. Esto incluye la oxitocina (hormona del amor), endorfinas (hormonas del placer), epinefrina (hormonas de la excitación) y prolactina (hormona maternal). Estas hormonas son comunes para todos los mamíferos. Pero, para que el parto ocurra de forma óptica, la parte central de nuestro cerebro debe tomar precedencia sobre la parte racional de nuestro cerebro.
Esto se logra creando el ambiente ideal para el parto, que conlleva silencio, privacidad, luces bajas, poca conversación, etc. Bajo estas circunstancias, la parturienta de forma instintiva va escogiendo las poses, movimientos, la vocalización, la respiración y la posición en la cual parirá más fácilmente. Es como yo les digo en las clases de parto: “deja que tu cuerpo te hable”.
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